Las palabras que me fueron asignadas para encarar el proyecto fueron Nómade e Impermeable. Decidí tomar como guía principal la idea de movimiento. Ya mientras experimentaba, me dí cuenta que se puede (aunque no de forma sencilla) dominar el movimiento de una forma de papel a partir de pliegues y su ubicación.
Seguí experimentando, pero ya teniendo un poco más claro hacia dónde ir, qué quería lograr y también que tipo de papel me iba a ser útil para llevar esas ideas a cabo.
Después de varios intentos fallidos, finalmente llegué a lo que iba a ser mi PIEZA, que me pareció interesante debido a las posibilidades de movimiento que permitía.
Pensando ya en formas de hacer crecer esta pieza o vincularla con otra surgió la idea de formar el módulo, y más tarde la trama, con la misma pieza. Esta idea fue la segunda en transformarse en uno de mis condicionantes, y, junto con el de movimiento, en uno de los más importantes.
Probé entonces, diferentes formas de unir esas dos piezas iguales, y al mismo tiempo, de diferenciarlas. Así es como entró también en juego el color, más como una necesidad que un detalle decorativo.
El módulo, obtenido a partir de esta combinación, cumplía con el "ser más interesante que la pieza" por su simetría, el efecto de una imagen espejada, el contraste y una mayor variedad de movimientos que los que ofrecía la pieza sola.
Para definir la trama busqué, al igual que en el caso del módulo, un vínculo, una organización que me permitiera el movimiento. Algunos de los resultados a los que llegué son los siguientes:
Con cada uno de los intentos iba encontrando problemas a resolver a la hora de construir una trama que fuera autosoportable y creciera en las tres dimensiones.
Primero que nada la estabilidad, estaba trabajando con un tamaño de piezas que no me era efectivo a la hora de crecer hacia arriba, ya que las piezas se empezaban a inclinar hacia un costado, pudiendo llegar a provocar la ruptura del papel. Para encontrar la escala de la pieza que me iba a ser más favorable tuve en cuenta lo antes dicho, el hecho de que tampoco podía ser muy chica porque iba a ser un problema el lograr llenar el espacio y aprovechar el tamaño de la hoja a partir de la cuál hacia piezas al máximo.
Mi segundo problema, y el mayor de ellos, fue el encastre. El método que había utilizado para vincular las dos piezas que formaban el módulo (cinta de papel atándolas por medio de cortes) me era obsoleto al querer vincular los módulos entre sí. La solución fue diseñar una pieza parecida en forma y funcionamiento a un tarugo, que pudiera atravezar a mis módulos facilmente, para que el armado fuera menos complejo y más rápido. El "tarugo" fue hecho a la medida justa de la perforación de las piezas para evitar que estas se resbalaran y se separaran, pero no tan apretado como para que fuera fácil removerlo con la mano.
